Un viaje que combina el carácter agreste de Cerdeña con el encanto cultural y paisajístico de Córcega.

Comienza en la vibrante ciudad de Cagliari, en el sur de Cerdeña. Desde allí, la ruta nos lleva a descubrir la autenticidad de Sant’Antioco y la naturaleza virgen de la Costa Verde, con sus dunas doradas y su atmósfera salvaje. El complejo minero de Montevecchio, Patrimonio de la Humanidad, aporta una dimensión cultural e histórica a los primeros días.

Continuando hacia el norte, la península del Sinis revela pueblos encantadores y tradiciones pesqueras que culminan en la visita al Pozo Sagrado de Santa Cristina, una joya arqueológica nurágica. El corazón montañoso de la isla se descubre en Su Gologone y Punta La Marmora, el punto más alto de Cerdeña, donde paisajes imponentes y sabores locales marcan una experiencia inolvidable.

El itinerario sigue hacia Nuoro y su Museo Etnográfico, antes de llegar a la sofisticada Costa Esmeralda, con Porto Cervo como epicentro del lujo mediterráneo. Aquí el viajero puede optar por disfrutar de la playa, explorar boutiques exclusivas o embarcarse hacia el archipiélago de La Maddalena, un paraíso natural de aguas cristalinas y playas icónicas como la Playa Rosa.

El recorrido cruza luego a Córcega, desembarcando en la espectacular ciudad de Bonifacio, asentada sobre acantilados de piedra caliza. Sus callejuelas medievales, un paseo en barco por las cuevas marinas y la panorámica ruta hacia Bavella ofrecen una visión única de la isla francesa, donde la naturaleza y la historia se entrelazan en un marco de gran belleza.

Finalmente, la ruta culmina en Ajaccio, capital corsa y cuna de Napoleón Bonaparte. Entre su legado histórico, mercados mediterráneos y un ambiente costero vibrante, se despide el viaje con una cena tradicional acompañada de música en vivo, un cierre perfecto para esta travesía.