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Es muy difícil imaginar las sorpresas y sentimientos que a uno le puede generar la visita a China. Desde la excitación que produce el acercamiento a la Gran Muralla, hasta la incredulidad de viajar en el tren más rápido del mundo que alcanza velocidades de más de 430 km por hora, pasando por sus impactantes paisajes.
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Es muy difícil imaginar las sorpresas y sentimientos que a uno le puede generar la visita a China. Desde la excitación que produce el acercamiento a la Gran Muralla, hasta la incredulidad de viajar en el tren más rápido del mundo que alcanza velocidades de más de 430 km por hora, pasando por sus impactantes paisajes.