La ruta comercial más importante durante siglos, fue bautizada por el Barón von Richthofen en 1870 como la “Ruta de la Seda”, en honor al principal producto que se comercializó durante siglos.

La Ruta de la Seda es uno de los destinos más fascinantes del planeta, en las ciudades o pueblos el tiempo parece haberse detenido, y nos ofrece una oportunidad que escasea en el mundo: la de estar en contacto con civilizaciones ancestrales, que supieron cumplir un rol fundamental para el desarrollo del ser humano, formando parte de grandes imperios o incluso gestando alguno de ellos.

El Valle de Fergana fue un punto clave en la vitalidad de la misma, ya que se encuentra en el corazón de Asia Central, a mitad de camino hacia Persia y la Meseta de Anatolia.

Allí encontramos las ciudades de Samarcanda y Bujara, parte medular de nuestro viaje, ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En Uzbekistán conoceremos su capital: Tashkent, quizás la ciudad comercial más importante de la región.

Desde allí llegaremos a las ciudades que han sido seleccionadas como Patrimonio de la Humanidad, que nos trasladarán en el tiempo: Samarcanda y Bujara. En ellas descubriremos monumentos increíbles, ferias antiquísimas de camellos y productos locales, mezquitas persas, deslumbrantes bazares, fábricas de alfombras y los “Caravasar”, alojamientos y depósitos para los productos que se comercializaban.